Arquitectura e Interior

Arquitectura y Diseño interior

Dentro de sus actividades propias hasta la llegada del siglo XX, los arquitectos formados en las diversas escuelas de Bellas Artes, se hacían cargo no solamente del diseño de la edificación sino, además, de la decoración, mobiliario y accesorios correspondientes a la nueva obra.

Con el advenimiento del Movimiento Moderno, siguiendo los principios enunciados por Le Corbusier en su “Nuevo Espíritu” y con el establecimiento de la escuela Bauhaus en Alemania, principalmente, la arquitectura de la época empieza a evolucionar, influida por la aparición en masa de las máquinas a una de volúmenes limpios, prismáticos, desprovista de innecesarios elementos decorativos, para convertirse en una verdadera “máquina para vivir.”

Paralelamente, hay un oficio que va tomando auge y es el llamado “decoración interior”, en el que las personas que lo ejercen se limitan a buscar los elementos “decorativos” que hacen menos fría a la arquitectura, especialmente la doméstica.

Durante los años sesenta del siglo pasado, surge la profesión de “Diseñador de Interiores” convirtiéndose con el tiempo en una gran aliada de los arquitectos. Juntamente con la arquitectura llegan a ser dos profesiones apasionantes, que deberían ir siempre de la mano para desarrollar, el arte de cobijar la vida de las personas, en ambientes únicos e inigualables, de manera que disfruten y mejoren el nivel de sus actividades.

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Resulta muy halagador el grado de satisfacción que experimenta el profesional después de haber desarrollado un trabajo, en el que sus clientes quedan tan satisfechos que hacen propio el diseño y cuentan que los profesionales sólo estuvieron de mirones.

Los diseñadores además de hacer un análisis del proyecto en cuestión, deberán siempre exigir la participación del cliente y de su familia en todas las decisiones que se tomen, pues son ellos los que van a habitar los ambientes concebidos.

Debido a nuestra ascendencia latina acostumbramos a recibir y dejar herencia, aunque sean cachivaches, y además somos guardones. Por ello debemos de llegar a cierto grado de intimidad con los clientes visitando sus casas, conociendo a sus hijos, platicando con ellos y averiguando a qué le tienen cariño, qué quieren conservar y qué quieren exhibir: muchas veces un armario viejo y polvoriento bien puesto y limpio se verá espectacular.

Todo el diseño tiene que reflejar siempre la personalidad del dueño, no la del diseñador, porque son los usuarios los que disfrutarán el día a día de los ambientes y los que se van a sentir orgullosos de aquello que tienen. 

En nuestra empresa, Solares & Lara, tomamos en cuenta a toda la familia, incluyendo a los niños mayores de tres años. Nuestro compromiso es crear sinergia entre los ambientes, el diseño y la familia, con la finalidad de crear un efecto de calidez y armonía.

Arq. Carlos Lara

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